LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA -2025-
Lc 1, 39-56
La Asunción de la Virgen María
Hoy celebramos la Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María. Los católicos creemos como un dogma de fe que la Virgen María está en el cielo en cuerpo y alma. Fue el último dogma de fe mariano proclamado en 1954 por Pio XII. Y lo creemos como un dogma porque en primer lugar creemos en el cielo.
Primera enseñanza: hay vida eterna, no lo dudes, en tus oscuridades, cuando el dolor llama a tu puerta, tienes que ser consciente de que todo es pasajero, de que también ese sufrimiento terminará por pasar, porque al final la hermana muerte te recogerá en sus brazos para llevarte con Dios si has estado unido a él, o, y eso es terrible, con el demonio, si no has muerto en gracia de Dios.
Pero la Asunción de María no solo nos recuerda la existencia del cielo, nos recuerda dos cosas más, el valor del amor humano, de la unión aquí en la tierra, y nos recuerda que en el cielo tenemos una intercesora, una abogada.
Segundas enseñanza: El vínculo de María con Jesús, de Jesús con su madre es el vínculo de amor que existe en la naturaleza humana. Por eso es tan horroroso y tan diabólico el aborto, porque es un práctica que rompe ese vínculo por parte de quién debería garantizarlo desde el principio.
Este vínculo no desaparece con la muerte, no puede romperse, la muerte no puede romper el amor, el amor, el amor verdadero no se destruye nunca, se transforma.
El amor entre la Madre y el Hijo no podía desaparecer con la muerte, y en este caso, por desgracia no en todos, pero sí en este, del mismo modo podemos decir del amor del Hijo hacia la Madre.
Duns Scoto, para explicar la virginidad de María y lo mismo para explicar la Asunción de María, decía: si un hijo ama a su madre y pudiera ahorrarla la enfermedad, lo haría, si pudiera ahorrarla un deshonor, lo haría, si pudiera ahorrarla la muerte, lo haría, y concluía Duns Scoto, aquel gran teólogo franciscano medieval, decía: «Cristo pudo, es Dios, Cristo quiso, es su hijo, Cristo lo hizo».
Cristo, que ya estaba en el cielo, había subido al cielo y que estaba allí, no lo olvidemos, en cuerpo, cuerpo glorificado, pero en cuerpo y en alma, en humanidad y en divinidad, quiso mantener cerca de él, junto a él, ese cuerpo del cual él había tomado carne, quiso mantener a su Madre junto a él, no solamente el alma de su Madre, sino también el cuerpo de su Madre, cuerpo glorificado, pero cuerpo al fin, lo mismo que era cuerpo glorificado el del Cristo resucitado y lo mismo que será cuando llegue la hora el nuestro, un cuerpo glorificado que no sabemos cómo es, pero seremos realmente nosotros mismos.
El amor es más fuerte que la muerte, ese vínculo no lo rompe la muerte, y eso es lo que proclamamos hoy, en este Día de la Asunción, los que han muerto, no han muerto para siempre, y nosotros, cuando nos llegue la hora, tampoco moriremos para siempre.
Tercera enseñanza: María está en el cielo, pero no está en el cielo cruzada de brazos, no está en el cielo sin hacer nada, está en el cielo intercediendo por nosotros, es nuestra abogada, es nuestro consuelo, es nuestro refugio, con razón le decimos en las letanías, «consuelo de afligidos: ruega por nosotros; auxilio de los cristianos: ruega por nosotros; refugio de pecadores: ruega por nosotros».
Y Ella ntercede por nosotros, porque ese vínculo de amor, que la muerte no pudo romper, no era sólo un vínculo entre Madre e Hijo, Ella y Jesús, ese era un vínculo especial, único e irrepetible, pero Jesús nos ligó a ella, nos ató a ella, cuando a punto de morir, dijo en la cruz, hablándole a ella y señalando a Juan, que nos representaba en ese momento a todos: «mujer, ahí tienes a tu hijo», somos sus hijos, le damos disgustos, pero una madre no deja de querer a su hijo, aunque su hijo sea rebelde, le cree problemas, incluso aunque su hijo no le quiera a ella, ese es el amor de la madre, que va más allá del mérito del hijo, te quiere tu madre porque es tu madre, no porque te lo merezcas, es tu Madre, y eso va a ser así para siempre.
Demos gracias a Dios hoy, porque recordamos estas tres cosas maravillosas: Hay vida eterna, la Virgen María es nuestra madre y ese vínculo es más fuerte que la muerte, y este vínculo entre Ella y nosotros significa que está siempre intercediendo por nosotros, incluso aunque no se lo pidamos y aunque no lo merezcamos. Feliz día de la Asunción de María a los cielos. Que así sea.