VI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO -Ciclo C-

Domingo 16 / Feb
Lc 6, 17.20-26
«Bienaventurados los pobres. Ay de ustedes, los ricos»

Comienza el evangelio diciendo que Jesús mira a sus discípulos y les habla de los valores del Reino. Mateo y Lucas son los que nos traen, en sus Evangelios, este tesoro de la boca de Dios. Lucas sólo nos pone cuatro Bienaventuranzas, con sus imprecaciones. Mientras que Mateo pone ocho y les da un sentido más moral y espiritual que Lucas

Hoy el Señor está haciendo una presentación de lo que él considera es necesario para la felicidad. La felicidad es un deseo universal, todo el mundo quiere ser feliz. ¿Pero cómo alcanzamos la felicidad?

Muchos siglos antes ya se habían planteado ese dilema en Grecia, la cuna de la filosofía ya esto se planteaba. Así tenemos a un filósofo llamado Epicuro que dijo: «La felicidad es la ausencia de dolor», eso pareciera la propuesta de cualquier político populista de hoy. ¿Qué tenemos que hacer entonces para ser feliz según Epicuro? Huir, pero evidentemente eso es necesad, porque huyendo no se resuelve nada, porque a veces te vas Guatemala a otra parte peor.

Había otra escuela llamada la de los Estoicos, con Séneca y ellos decían que la felicidad venía del cumplimiento de las leyes, pero ellos veían que eso podía ser complicado y por eso establecieron la "aura mediocritas" o con "in medio in virtud" Es decir, busca la práctica de la virtud pero no exageres. 

Dos escuelas filosóficas antes de Cristo pero que han impregnado el espíritu y la cultura de Europa y América.

En tiempos de Jesús, en el mundo judio, existía también una visión. La visión del poseer. Es feliz el que posee, mientras más se posea más feliz se es. Posesión de la salud, del dinero, de las tierras, de los hijos, del poder. 

En medio de todo aquel panorama Jesús da la suya. La de las bienaventuranzas. El nos dice hoy cual es el camino de la felicidad. El nos da la receta de la Felicidad.

No significa solo “feliz”, sino plenamente dichoso, bendecido por Dios.

No es una felicidad pasajera. Es el gozo eterno del Reino de los Cielos. Las Bienaventuranzas no son consejos morales. Son la descripción de quiénes heredarán el Reino.

Para eso retoma el diseño original que compartimos con los judíos: la identidad de ser imagen y semejanza de Dios, y Dios es amor por lo que nosotros también en el amor nos parecemos a Dios, porque El es nuestro modelo. 

Jesús nos dice el camino único y verdadero de la felicidad: solo serás feliz cuando ames, porque si Dios es amor y tu estás hecho a imagen y semejanza de Dios, cuánto más te parezca a Dios más serás tu mismo, más serás el modelo de hombre que tienes que ser. La felicidad viene del camino del amor. El que ama es feliz. No dice Jesús el que es amado es feliz, porque ¿Cuántas personas queridas, por ejemplo los hijos, por sus padres no han estropeado sus vidas?

A continuación lo que hace Jesús es desgranar algunas formas de amor. En el caso del evangelista Lucas solo cuatro: los pobres, los que tienen hambre, los que lloran y los perseguidos. ¿Por qué está gente pueden ser feliz? Porque aman, no porque sean amados.

Las multitudes rodean a Jesús. Esperan que hable de poder, victoria y justicia terrenal.
Pero Él abre la boca… Y pronuncia palabras que desconciertan: «Dichos los pobres de espíritu» 
Los fuertes 
dominaban al mundo
Pero Jesús llamaba dichosos a los débiles.

“Bienaventurados los pobres”.
El mundo exalta a los autosuficientes
Dios exalta a los que reconocen su pobreza interior.
Ser “pobre”, otros evangelios: "pobres de espíritu", no es carecer de bienes.
Es ser humilde, depender de Dios y no del propio orgullo
Solo los que se vacían de sí mismos pueden ser llenados por Dios. 

"Bienaventurados los que tienen hambre" el evangelista Mateo añade: "y sed de justicia", porque serán saciados.”
El mundo busca justicia… pero a su manera.
Dios busca corazones que anhelan su justicia perfecta.
No es la justicia de los hombres, sino la de Dios
Los que claman por su Reino… serán saciados.
Quien tiene hambre de Dios, nunca quedará vacío.

“Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados.”
El mundo huye del sufrimiento.
Dios promete consuelo a los que lloran.
Pero no cualquier llanto.
Aquí Jesús habla del dolor por el pecado, por la injusticia, por la distancia de Dios.
Los que sufren por lo que Dios sufre… serán consolados eternamente.


Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.”El mundo odia a los que defienden la verdad.
Dios promete el Cielo a los que sufren por Él.
Los mártires, los perseguidos, los fieles hasta el final… son los verdaderos herederos del Reino.

Las Bienaventuranzas son la Constitución del Reino de Dios.
No exaltan a los fuertes, sino a los humildes.
No prometen poder terrenal, sino el Reino eterno.
No buscan la lógica del mundo, sino la de Dios.
Vivirlas es prepararse para el Cielo.
Y tú… vives según las Bienaventuranzas o según el mundo?

Después de eso Jesús también da unas advertencias para decirnos por dónde no podemos ir, para enseñarnos el camino que nos lleva al sufrimiento. Y proclama los famosos 'Ay', que no son amenazas, son advertencias y son una invitación al amor, siendo generoso dando limosna, dando tu comida, compadeciéndote del que llora, siendo fiel a Jesús. Si quieres ser feliz ponte a amar, a imitación de Cristo.

En la vida resulta muy difícil saberlo todo. En la vida necesitamos ser especialistas. Hay que especializarse, ¿qué es fácil para ti? En la vida todos nos tendríamos que convertir en profesionales en algo. Escoge una de las bienaventuranzas y trabájala; conviértete en ese amor de cada una de las bienaventuranzas. Cuando uno ve a los santos eran hombres y mujeres especializados, eligieron la bienaventuranza que coincidía con lo que te va mejor, con lo que te es más natural. Es verdad que fueron pronunciadas todas para todos. Pero también es verdad que las bienaventuranzas no tiene la conjunción 'y'. No dice: dichosos los pobres y dichosos los hambrientos y dichosos los que lloran y etcétera. 

En resumen, Jesús declara que el éxito mundano es un fracaso, ya que se basa en un egoísmo que infla. Ante la paradoja de las Bienaventuranzas del que ama, el discípulo de Jesús se deja meter en crisis, consciente de que no es Dios quien debe entrar en nuestras lógicas, sino nosotros en la lógica de Dios.

No lo olvides: solo hay un camino de la felicidad, que es el Amor, que es Dios. ¡Qué así sea! 

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GRACIAS VIRGEN DE LA CABEZA