LA VISITACIÓN DE LA VIRGEN MARIA A SU PRIMA ISABEL -2025-

Sábado 31 / May
Lc 1, 39-56
«¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?»

Se pueden decir muchas cosas sobre esta visita de la Virgen María a Isabel. Solo el cántico del Magníficat, que la Virgen hace inspirada por el Espíritu Santo, ya sería más que suficiente para escribir una biblioteca entera. 

Quiero comenzar deteniéndome en el saludo de Isabel: «¿Cómo es que la Madre de mi Señor viene a verme?». Está implícito en ese saludo la confesión de la Divinidad de Cristo; y ese reconocimiento lo hace con humildad: ¿Quién soy yo?. La misma humildad que años después demostrará su hijo San Juan Bautista cuando dice: «yo soy quien prepara el camino del Señor y no soy digno de desatarle las sandalias». 

Primera enseñanza de esta visita, la humildad. ¿Cuando comulgamos somos conscientes de que no somos dignos?, ¿somos conscientes de que comulgar no es un derecho para nadie? Comulgar es un regalo, no somos dignos aunque estemos en gracia. Todos decimos antes de la comunión: "Señor no soy digno...". Todos deberíamos decir como Isabel: ¿Quién soy yo para que vengas a mi casa?

Esa misma humildad va aparecer en las palabras de la Virgen. María no va dándose con aires de princesa. Ella es consciente de que todo es gracia y por eso dice: El Señor ha hecho obras grandes a través de mi. La obra es sólo de Él. Ella se considera como un pincel en manos de un artista que pinta el más maravilloso de los cuadros. Es el artista quien tiene el mérito, y el pincel, en este caso, es una persona que tiene voluntad y que puede colaborar o no con el pintor.

Al fin y al cabo somos el pincel, no el artista. Sin Dios no podemos hacer el bien. Quién obra en nosotros es Dios, y esa es la fuente de la humildad. La fuente de la humildad no consiste en decir: esto que he hecho no está bien; consiste en decir: Dios ha hecho obras grandes por mi. 

Es Dios el que hace maravillas y nosotros solo podemos darle gracias diciéndo: Aquí estoy Señor, me ofrezco a ti como María. ¡Qué así sea! 

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