MARTES SANTO

Martes 15 / Abr
Jn 13, 21-33.36-38
«Uno de ustedes me va a entregar» 

El evangelio de San Juan hay que leerlo sabiendo quién lo escribe y cuando lo escribe. Quien lo escribe era una anciano de más de 80 años que vivió esos relatos y cuando escribe esos relatos los vivió con apenas 17 - 18 años. Y los escribe con tal exactitud que recuerda hasta el tiempo en el que transcurre, si de día o de noche; y relata el dolor que Cristo siente en su corazón, todo con minuciosidad.

Hoy recuerda que Jesús, un poco antes de su pasión, anuncia que entre ellos había un traidor. Y esa traición le causa una herida profunda a Cristo en su corazón. Le hizo mucho daño, como le hacen hoy daño nuestros muchos pecados. Pero el Señor sabe que para eso ha venido. Para ser entregado y para que el pueda entregarse voluntariamente para introducirnos en su Gloria. 

La Gloria que aunque no entendamos está en la cruz. Porque lo que hay en la cruz es Amor, es por Amor que soporta aquella tortura espantosa de los 40 latigazos. Eso le da gloria al Padre, porque eso es Amor. 

Dios no es glorificado en el dolor, Dios no quiere que suframos. Dios es glorificado en el Amor y por el Amor. Si tú con la gracia de Dios eres capaz de transformar el dolor en el Amor aceptándolo y uniendote a Él y siempre con la esperanza de saber que todo pasa y que un día también ese dolor habrá terminado y estaremos en el cielo. Si eres capaz de eso estás glorificando a Dios. Por Tí Jesús, contigo Señor; sin Tí, sin Tú gracia no podría llevar esta cruz. 

Demos gloria a Dios aceptando por Él y con Él el sufrimiento que llega. Ese sufrimiento muchas veces no lo podemos evitar, pero el amor siempre lo podemos poner. ¡Qué así sea! 

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