LA EPIFANÍA DEL SEÑOR

Lunes 06 / Ene
Mt 2, 1-12
«...vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron»

Estos tres señores magos eran buscadores de Verdad. Una profesión que ya no existe. Ya eso da alergia, hablar de verdad, hablar de filosofía. Eso no tiene espacio en el mundo del mercadeo moderno. Es la sociedad postmoderna en la que vivimos. 

Había antes gente que buscaba la verdad porque sabían que existía la verdad y se ponían en camino a buscarla. De esos hay cada vez menos. 

Por otro lado, estos buscadores de la Verdad y de Dios, porque Dios es fuente de la Verdad, también son pioneros en algo que hasta ese momento era impensable. Ellos llevan regalos, no van a buscar regalos. Ni éllos, ni los pastores. Van a ofrecer, van a dar. La mayor parte de los creyentes tienen una relación con Dios basada en la petición y no en el agradecimiento / ofrecimiento.

El hombre postmoderno no busca la verdad, sino la felicidad. El hombre de hoy quiere ser feliz, quiere sentir porque ha unido felicidad con sentimiento. Amar es equivalente a sentir hoy en día. Y sí, es verdad, el sentimiento puede ser la puerta del amor, pero no es el amor. Hoy en día ya no es así. Sentir es amar, por eso el hombre postmoderno es muy frágil. 

Por eso al hombre de hoy se le convence con la experiencia, con lo que yo he sentido. Por ese decía Pablo VI que el hombre de hoy no busca maestros, sino testigos. Y tenemos que ser capaces de ser testigos de la felicidad.

¿Y cómo? Soy feliz porque amo. Y eso es lo que nos enseñan los magos y los pastores. La felicidad está en dar, hay más gozo en dar que en recibir. Unas veces daré perdón, o dinero, o tiempo, o el cumplimiento de mis obligaciones. Soy feliz cuando doy. 

El hombre postmoderno busca equivocadamente la felicidad en el sentimiento. Hay pequeños detalles en nuestras relaciones que nos lo indican, como por ejemplo: ¿Hoy en día como nos despedimos? ¿Cuál palabra usamos? Con la palabra 'Cuidate'. No estaría mal si estás enfermo o estás poniendo en peligro tu salud. Pero ya es la forma normal. Ya no decimos 'A-Dios-, que era como decir en manos de Dios. 
Ahora te dicen: piensa en ti, olvídate de los demás, tienes que velar por ti. El ego es lo que importa.

Solo el que ama es feliz, solo en el amor está la felicidad. ¿Y de dónde saco la fuerza para amar? De Cristo. «El que se busca así mismo, se pierde», empieza por dar, si quieres ser feliz. 

Empieza por ser generoso, no tienes porque tener dinero para ser generoso. Es posible ser feliz, sí; con el amor, con el sacrificio, con la generosidad. Seamos testigos de eso, es posible ser felices, es posible con el amor, es posible con la gracia y la fuerza de Cristo Nuestro Señor, ¡qué así sea!

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