XXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO -Ciclo B-

Domingo 01 / Sep

Mc 7, 1-8.14-15.21-23

«Dejan a un lado el mandamiento de Dios para aferrarse a la tradición de los hombres»


Hemos dejado el capítulo 6 del evangelio según San Juan, que durante cinco domingos nos ha instruido el Señor acerca del Pan de Vida. 

Terminaba ese evangelio con la pregunta de Jesús: ¿También ustedes quieren dejarme? Yo confío que ustedes está semana le hayan dicho de verdad: Señor yo no me quiero ir a ninguna parte porque no puedo vivir sin ti. 

El evangelio de este domingo, retomando el evangelio de Marcos dice: "El les contestó:

- «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito:"Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos."

Solamente en Jesús encontramos lo que andamos buscando: la fuerza para hacer el bien, solo Él nos da la felicidad, solamente Él nos da la luz para no engañarnos y la misericordia para levantarnos.

Es por eso que no queremos marcharnos de su lado; pero todo eso que hemos encontrados en Cristo tenemos que decírselo con el corazón. Que el Señor no diga de nosotros que nuestro corazón está lejos de Él.

¿Cómo podemos tener nuestro corazón cerca al suyo? Solo con las obras y hay dos tipos de obras que demuestran la sinceridad de nuestro corazón. 

La primera obra es la oración. ¿Cómo podemos decirle que nuestro corazón está con el suyo si después no dedicamos tiempo a estar con Él? Yo nunca he entendido a un cristiano que no intentara ir a Misa cada día. No digo que consiga ir a Misa todos los días, porque a veces resulta imposible por cuestión de horarios y tal. Pero el deseo de un cristiano es estar con Cristo. El deseo de un amante es estar con el amado. 

Por eso la primera forma de demostrarle que nuestro corazón no está lejos de Él es este con Él en la Eucaristía y en la oración. Cuántas veces hay mas afán por conocer a los famoso pero conocemos muy poco del Señor y de su Palabra.

¿Qué tiempo le dedicas al Señor en tu semana para estar con Él? 

La segunda forma es el Amor a través de las obras de caridad. De las obras a Él pero a Él presente en el prójimo. Con la oración le dedicamos amor a Él directamente y con las obras de caridad le amamos a Él indirectamente a través del prójimo.

Por lo tanto,  lo que tenemos que hacer es, continuamente, en una causa o en otra decirle en lo íntimo de nuestro corazón: Señor esto lo hago por Tí. Por Tí rezo, por Tí trabajo, por Tí perdono, por Tí doy limosna, por Tí Jesús dedico una parte de mi tiempo a ayudar a esta persona que necesita mi auxilio, por Tí Jesús me callo esta palabra que podria causar daño, y por Tí Jesús digo esta palabra que defiende la Verdad.

Todo por ti Jesús porque tú me has dado Tu corazón y yo quiero darte el mío. ¡Qué así sea! 




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GRACIAS VIRGEN DE LA CABEZA