XXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO -Ciclo B-

Domingo 25 / Ago
Jn 6, 60-69
«¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna».

Empieza el evangelio de hoy con una constatación crítica hacia Jesús, dicen: "este modo de hablar es duro".
El Señor había dicho que iba a dar de comer de su cuerpo y su sangre. Ellos creían que Jesús hacia promoción del canibalismo. 

De fondo está el problema de la Eucaristía. Siempre y a lo largo de dos mil años de historia ha estado en el foco de atención. Sigue siendo un Sacramento muy incomprendido. 

¿Jesús que hace ante la crisis de sus discípulos? Nada, no hace nada, no hace rebajas, no adorna sus palabras. Antes bien, a los que se han quedado les pregunta: ¿Ustedes también me van a dejar? 

San Pedro responde: "¿A dónde vamos a ir, si sólo tú tienes Palabra de Vida Eterna?" Con esa respuesta es superada la crisis. Así también dijo Pablo: "Para mi la vida es Cristo, y una ganancia el morir"

Si los demás se van que se vayan pero yo me quedo con Cristo, porque sólo Él tiene Palabra de Vida Eterna.

Los que se han ido se han ido porque 
✓ Han renegado de Dios por la enfermedad o por la muerte de un familiar.
✓ Han estudiado mucho y la fe no les dice nada. Tienen mucha ciencia y la fe les parece algo arcaico y prehistórico.
✓ Se han escandalizando de los sacerdotes. Porque el cura resultó pederasta o porque el cura tiene mal carácter, etcétera.
✓ La mayoría se han ido por pura pereza. Pero por lo general los perezosos nunca asumen su verdad. 

Los que nos quedamos aqui tenemos que acercarnos a los que se han ido. Y mostrarles nuestras heridas, aquí hay gente que ha perdido un hijo y está aquí; aquí hay gente que han pasado un cáncer y están aquí, no se ha molestado con Dios; aquí hay gente que ha visto destruir a su familia, sin culpa alguna y están aquí.

Aquí hay gente muy preparada, profesionales. Y están aquí, no se han ido porque tengan mucha ciencia. Al contrario, están aquí porque saben que necesitan de la fuente de la sabiduría que es Dios. Reconocen que están cerca de Dios para tener ética, para ser honestos, para ser fieles a los mandamientos.

¿Y a los que se han ido por escandalizarse qué le podemos decir? ¿Acaso afuera no hay hipócritas? ¿Acaso en otras iglesias hay puros santos?

El grupo más difícil es el de los perezosos. A veces no hay ni modo de convencerlos, porque en el fondo son unos ingratos. No dan gracias a Dios y menos a los que le ponen la comida en la mesa. Pero aún así hay que seguir anunciando la gratitud a Dios como un deber y como una obligación, como una necesidad en nuestras vidas.

Nos hemos quedado y nos hemos quedado porque preferimos vivir con Cristo, en Cristo y por Cristo. Sin Él nada nos compensa. No esperes que Cristo te pregunte: ¿también tu te quieres marchar? 

Somos pecadores, necesitamos de Cristo, somos pecadores pero confiamos en tí Señor. No nos abandones tú, yo siempre quiero estar contigo. Somos pecadores sí, pero también queremos ser santos, por eso necesitamos de tí. Que nunca me separe de tí, que siempre me esconda en tu corazón para verme libre de los engaños y trampas del maligno. ¡amén! ¡qué así sea!

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GRACIAS VIRGEN DE LA CABEZA