DOMINGO DE RESURRECCIÓN 2025

Domingo 20 / Abril
Jn 20, 1-9
Él había de resucitar de entre los muertos


Estos días estuve intentando explicar cuáles son los regalos del Señor en los últimos día de su vida en la tierra. Toda la vida de Jesús fue un regalo, y hasta el extremo nos dejó estos últimos regalos.

 
El jueves: La Eucaristía, el Sacerdocio y el mandamiento nuevo del Amor.
El viernes nos regaló a su Madre, nos regaló su corazón de hombre que confía en su Padre y se pone en su mano y nos regaló su sangre que nos limpia, nos restaura, destruye el pecado.

 
Hoy nos regala la Resurrección.! El más grande de todos los regalos. Un regalo que nos inunda de alegría, El está vivo, en persona, no en ideas, no en recuerdos. No. Nosotros no seguimos ideas, sino esto fuera una ideología, nosostros seguimos a una Persona: Jesucristo Resucitado.

 
Los discípulos no habían creído a Jesús cuando decía que iba a Resucitar. Solo su Madre lo sabía, solo su Madre sabía que El era Dios. Ninguno de sus discípulos y discípulas lo creían, muchos ni lo sabían. 

 
Hoy en día el hombre no cree en la vida después de la muerte. El hombre primitivo si lo sabía, si creía que los muertos podian levántarse de la muerte, por eso había enterramientos, para esperar ese día.  

Existe la Vida Eterna, es posible que puedas volver a ver a tus padres que han muerto, a tus hijos, a tus seres queridos. Podemos volverlos a ver porque Cristo ha Resucitado y los discípulos lo vieron, y lo tocaron, y comieron con El. Y creyeron, y creyeron en la Resurrección y creyeron en la Vida Eterna.


Y murieron por esa Verdad, los apóstoles mueren martirizados porque están seguros que también resucitaran con Cristo. No les importa morir crucificados, decapitados, comidos por las fieras, quemados. Nada de eso les importa, porque saben que no es mentira. Nadie muere por una mentira.! El martirio es y sigue siendo una prueba de la Resurrección de Cristo.


Hay Resurrección y hay Vida Eterna, viviremos para siempre, o moriremos para siempre porque también hay un juicio cuando dejemos este mundo, y en ese juicio iremos con el Padre Celestial o iremos al infierno con el diablo. Si has sido de Cristo ten la confianza que irás al Cielo con El, porque para eso derramó su sangre por ti. Pero hay Vida Eterna para todos, para unos con un premio (el cielo) y para otros con un castigo (el infierno).


Si estamos con Cristo podemos vivir para siempre en el cielo, por eso los mártires no tienen miedo a morir porque saben que Cristo los espera en el cielo.

 
Por otro lado, creer en la Resurrección es creer en el Amor, es apostar por el amor en un mundo tan dado al odio, a la violencia, a la división. Los cristianos somos portadores del amor, no del odio, somos aprendices del Corazón de Cristo que es un corazón manso y humilde, ese corazón es nuestra escuela.


Nosotros creemos que solo el amor vence al mal, el mal no lo destruye otro mal mayor, el mal lo destruye el amor que construye, el odio destruye. Por eso nosotros somos el pueblo que sigue creyendo en la fuerza del amor, no de un modo romántico o idealista, creemos en la fuerza del amor por la sabiduría que nos regala el Espíritu Santo. Y creemos en el amor de Cristo que es el amor de la cruz, el amor del perdón, el amor de la generosidad y del peedon.

 
¡Qué gran alegría nos ha dado Señor! ¡Tu estás vivo! La Virgen está feliz. Tu eres Dios, hay Vida Eterna, hay Cielo. Y el amor en el que creemos es más fuerte que cualquiera forma de odio. Gracias porque estás Vivo, gracias porque nos ha dado Esperanza. ¡Qué así sea!  Aleluya Aleluya 

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