IV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO -B-
Domingo 28 / Ene
Mc 1, 21-28
«Les enseñaba con autoridad»
La semana pasada el evangelio en el que Jesús caminaba por el lago de Galilea y se encontró con varios pescadores, a quienes les hizo una propuesta, la de ser "pescadores de hombres", y ellos dejaron todo inmediatamente y lo siguieron.
¿A dónde los llevó Jesús para enseñarles esa misión? Los llevó a una sinagoga, un lugar santo en el que se proclama la palabra de Dios, un lugar en el que van las personas "buenas". Fíjense que no nos lo lleva a pescar hombres a un lugar donde el hombre tiene el agua al cuello, no los lleva a un prostíbulo, a una licorería, a un sitio de juegos y apuestas. Los lleva a la sinagoga.
¿Por qué a una sinagoga a pescar hombres? Porque para Jesús lo primero será liberar al hombre de las estructuras religiosas corrompidas, de las estructuras que deshumanizan más al hombre, porque la religión está para humanizar, no para deshumanizar; evangelizar es a la vez humanizar.
En esa sinagoga Jesús empieza a predicar, y los que le escuchan quedan admirados porque este hombre habla con autoridad, es decir habla con convicción; está hablando la verdad.
No es como los escribas que hablan al caletre, que solo repiten fórmulas, solo citas de otros autores. Ahora llega Jesús hablando con autoridad, la autoridad que tiene para modificar la ley anterior. Solo Dios puede corregir a Moisés y Jesús es Dios. Por eso corrige la ley del sábado que la habían puesto por encima de la caridad.
Y ahora llega Jesucristo hablando de Dios y ellos entienden que ese hombre no solo les está hablando de Dios, sino que habla con Dios; por eso su convencimiento.
También nosotros hoy necesitamos cambiar algunas ideas religiosas que se nos han colado, y que no son las que Jesucristo nos anunció. También hoy hace falta volver a la frescura del evangelio que tiene fuerza y libera.
En esa sinagoga había un endemoniado, no se descarta hoy que fuera un enfermo mental porque el hombre bíblico llamaba endomoniado a cualquier enfermo, pero el demonio existe y hay posesiones diabólicas. Pero lo cierto es que ese demonio quiere entablar diálogo con Jesús, pero Jesús no se lo permite.
El endemoniado le dice a Jesús: ¿qué tenemos nosotros contigo? 'tenemos', y está hablando un solo hombre, ¿por qué habla en plural? Porque ciertamente este espíritu es el que tenemos todos nosotros y que nos impulsa a la soberbia (el espiritu de la soberbia se llama satán) nos impulsa a la ambición, a cometer cosas indebidas, al odio, al egoísmo, al poder para dominar pero no para servir, a la irá, a la pereza; en fin, cada uno de los 7 pecados capitales tiene un demonio.
Es la Palabra de Jesús la que tiene el poder para despojarnos de esos demonios, Jesús no entabla conversación con el demonio, sino que le ordena salir de aquel hombre.
Todos se quedaron pasmados, ojalá que también a nosotros hoy la Palabra de Dios nos interpele y saque de nosotros ese espíritu inmundo.
Porque también nosotros somos poseídos por ese demonio, estamos endemoniados y no hace falta que tú cabeza gire completamente, que eches espuma por la boca o que te eleves sobre la cama, esos son efectos de cine, también nosotros hoy necesitamos que Jesús nos libere de ese espíritu inmundo.
También nosotros hoy necesitamos entablar una lucha contra el demonio, sin hablar con él. Es necesario sacar los demonios. Es bueno dar de comer al hambriento, si; pero es más importante sacar los demonios que puedan poseer el hambriento.
De ese espíritu que nos lleva a entrar en negociación con Dios, nos lleva a ponernos en el mismo plano de El y a decirle yo te creo si me ayudas, si me cumples. Ese espíritu que nos lleva a creer que la vida es puro sexo y comida, que nos lleva a dejar de creer en el cielo, en la vida eterna.
Qué ya no sea más así, que podamos sentir la fuerza de la Palabra salvadora de Jesús que nos llama a entrar en comunión de agradecimiento con ese Dios que ya tanto nos ha dado, que incluso derramó su sangre por nosotros, que siendo el Señor se hizo esclavo para liberarnos y darnos Vida Nueva. Dile a Jesús que te libere de tus demonios. Qué así sea.