El Bautismo del Señor -Ciclo B-
Domingo 07/Ene
Mc 1, 7-11
«Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco»
Con esta fiesta de hoy concluimos la Navidad y comenzamos el tiempo ordinario o tiempo corriente, sería mejor decir; qué suspenderemos el 14 de febrero, día que comienza la Cuaresma.
La fiesta del Bautismo del Señor nos indica el punto de transición de la vida oculta a la vida publica de Jesús.
En esta fiesta tenemos una oportunidad para meditar acerca de nuestro propio bautismo, sacramento que nos regala la filiación divina.
Cuando el Señor se bautiza en el Jordán Dios mismo habla. Se dirige a Jesús y le recuerda antes de que comience su vida pública que Él es el Hijo amado, de quien Dios está satisfecho. Pero no es un mensaje sólo para Cristo, sino para todos nosotros, pues nos aclara desde el comienzo de su vida pública que, si queremos complacer a Dios lo que tenemos que hacer es volvernos semejante a Jesucristo.
Solo Cristo es el Único Hijo de Dios, no hay otro. Nosotros nos hacemos hijos «adoptivos», nunca igual a Cristo; nuestra filiación es porque el Padre nos ha querido adoptar, no porque tengamos la misma naturaleza de Dios.
¿Todo el mundo es hijo de Dios? No, solo Jesucristo es Hijo Único de Dios. Nosotros lo somos solo por adopción, y eso es ya un don inmenso y precioso que no debería postergarse, y a veces hasta ni lo hacen, y las excusas a miles.
Hermanos, Dios existe, y eso es lógico. Lo irracional o lo absurdo es negar la existencia de Dios, creer que todo lo que existe es fruto de la casualidad.
Pero lo cristianos no solo creemos que Dios existe, también creemos que Dios es Amor.
Dios nos ha manifestado su amor en su Único Hijo. Y su Hijo nos ha manifestado su amor en cuatro grandes acontecimientos, en su nacimiento, en sus enseñanzas, en su muerte y en su resurrección. Es amor siempre, es amor cuando nace, cuando muere, cuando resucita y cuando nos enseña el camino de la Vida.
Esta época en la que vivimos se ha empeñado en silenciar a Jesús, les incomoda las enseñanza de Jesús. La Palabra de Jesús sigue molesta porque remuerde la conciencia y eso no gusta. Este mundo está empeñado en destruir todo lo que Jesucristo nos ha dado en sus enseñanzas, en sus sacramentos, en el Bautismo.
Por eso para los que son creyentes, el bautismo es algo que debe hacerse inmediatamente, cuanto antes; y no porque si el niño se llegara a morir se va al infierno, o al limbo, o se convierten en duendes.
Ya el Papa Benedicto XVI dijo que el limbo no existe, que eso nunca ha sido doctrina católica y que esos niños abortados o ya nacidos, que mueren sin bautismo; se van al cielo, limpiados con la sangre del Cristo de su pecado original. El Bautismo debe apresurarse porque Dios nos adopta como hijos.
Además el Bautismo quita el pecado original, incluso a los adultos que se bautizan les quita no solo el pecado original sino también todos los pecados personales. El Bautismo nos llena de gracias; y también nos hace miembros de la Iglesia. A la Iglesia no pertenecen los buenos, pertenecemos todos los bautizados.
Todos los bautizados tienen los mismos derechos que tengo yo, ni más menos. Derecho a recibir la Eucaristía, si estoy preparado claro, derecho a la confesión, derecho a la unción de los enfermos.
El Bautismo es un sacramento luminoso, en el no solo se nos vierte agua, también se nos da la luz. Esa luz que nos ayudará en el combate cuando el pecado venga, porque este sacramento es para revestirnos de las armaduras de la luz.
Jesus no tenía necesidad de bautismo, porque el bautismo que daba Juan era para el perdón de los pecados, y Jesús no tenía pecado. Pero Jesús se bautiza como acto de humildad, para darnos a entender que el se mete en nuestras filas, que siendo el primero se va de último, para darnos ejemplo. Jesucristo no quiere destacar, ¿que más ejemplo podemos esperar?
Lo que para Jesús no era necesario, para nosotros si lo es. Jesucristo nos mandó a bautizar en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Este bautismo es distinto al de Juan el Bautista. Ahora nosotros somos bautizados en el Espíritu Santo. Ahora por la fuerza del Espíritu Santo se borran el pecado original y todos los demás pecados.
Ahora por el Bautismo hemos recibido la misión de Jesús, también se nos envía como fue enviado Cristo a anunciar el Reino de Dios, a instaurar con la fuerza del evangelio el mundo que Dios quiere para sus hijos.
Los bautizados no podemos vivir al margen de esa misión. Todo bautizado está obligado a conocer su fe, a vivir su fe, a no divorciar su fe de su vida.
No dejes que los acontecimientos de la vida de Jesús lleguen a ti como si fuera un héroe más de la historia, o un gran maestro... Lo que Dios nos está ofreciendo al hacerse hombre es un modelo a imitar que nos lleve a hacer que el Padre del cielo se sienta satisfecho de nosotros.
No olvidemos que por el simple hecho de ser bautizados ya somos cristianos, no es así, el bautismo es también un quehacer, es un ejercitarse en los compromisos que marcaron nuestro Bautismo y que nos llevarán a la vida cristiana auténtica y sin doblez, que nos llevará a la vida plena y abundante, que nadie podrá arrebatarnos porque ya estaremos en la eternidad.
Dios te bendiga.