Natividad del Señor (Misa del día)
Natividad del Señor (Misa del día)
«La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros»
"Lo que hace importante a una rosa es lo que tú has hecho por ella", con estas palabras, el principito, de la novela de Saint-Exupéry, le dice a su autor que podrás plantar miles de rosas pero lo que la hace distinta es lo que tú te has sacrificado por ella.
Eso lo saben muy bien los padres y las madres cuando se sacrifican por sus hijos. Es lo que ha hecho Dios por ti, y hoy día de la Navidad te lo demuestra, Dios se ha sacrificado por ti. Y eso es algo impensable y hasta imposible en la constante de las religiones.
Cuando Dios entra en el mundo se hace un bebe vulnerable. Nada más débil que un bebé que solo tiene para defenderse los brazos débiles de su madre. Y cuando sale del mundo, sale también débil, destruido en una cruz.
El esquema religioso del hombre de que Dios es fuerte y el hombre es débil queda destruido. Ya no puedes ir a Dios a decirle: "Ayúdame" porque está recostado en un pesebre, porque está crucificado en una cruz.
Por eso la frase más dramática del evangelio de hoy es: "Vino a los suyos y los suyos no le recibieron" ¿Por qué no lo recibieron? Porque tienen el esquema mental y espiritual del Dios fuerte a quien voy a pedirle ayuda porque el es rico y yo soy pobre, el es fuerte y yo soy débil.
Y cuando cambia esto los suyos no lo conocen, ¿recuerdan a San Pedro cuando dice "no lo conozco"? No lo conoce porque ese no era el Maestro que el seguía entusiasmado porque curaba, daba de comer y resucitaba a los muertos; ahora ese apresado y crucificado ya no es negocio para él.
Por eso el gran secreto de la Navidad, la gran belleza de la Navidad es que la debilidad de Dios se te pone delante. ¿Y tú qué vas hacer? ¿Vas a decir no lo conozco? ¿Vas a empezar a amarlo? Porque al Dios Todopoderoso no le puedes amar, solo le puedes pedir, pero a ese Dios encarnado un una criatura débil y vulnerable ¿qué le puedes pedir?
¿No crees que ahora El te pide a ti? La Navidad cambió el esquema religioso del hombre y nos enseña al Dios a quien si podemos amar, porque se ha hecho tan débil como yo.
Lo que hace importante a Cristo para ti, para mí y para todos es lo que tú puedes hacer por El, porque ya bastante y de modo gratuito El ha hecho por ti. Qué hoy vayas a la Eucaristía a celebrar la Navidad sacrificando una hora para cumplir tu deber, eso es lo que hace importante a Dios para ti. Pero no solo cumpliendo con tu obligación religiosa, sino con todos tus deberes y obligaciones aunque a veces se te hagan cuesta arriba, en el trabajo, en la familia, en tu sociedad.
Lo que hace importante a Dios para ti es que tú seas capaz de cumplir tu deber, mantener tu fidelidad en los votos matrimoniales o religiosos, o hacer cosas que te cuestan. Es como si a Dios que le debes todo de repente le dieras algo, sabiendo que no vas a pagar nunca le deuda, pero le das algo. Y eso es lo que hace importante a Dios para ti.
Eso es Navidad, saber que Dios me necesita, que Dios es más pobre que tu, que es más debil que yo. Y tú vas a El porque sabes que te necesita, y cumples tus deberes porque sabes que Dios necesita que los cumplas y esa es la única forma de amarle.
Nuestro Dios es un Dios Poderoso y es a la vez un Dios débil, el de Belén, el del Gólgota.
Hoy digámosle a Jesús: "Gracias Jesús", gracias por todo lo que me das, gracias por tu poder en mi debilidad, gracias por tu Divina Misericordia, pero también Señor, cuenta conmigo; aunque no me dieras nada, cuenta conmigo.
El Señor no nos tiene que dar para que le queramos, ya nos ha dado, nos ha dado toda su vida, incluso su debilidad. Vino a los suyos, ¿y qué vamos hacer? ¿lo vamos a desconocer? O vamos hacer como María que dijo: "Aquí estoy Señor, cuenta conmigo".