Domingo XXXI -tiempo ordinario- A

Domingo 5/Nov
Mt 23, 1-12
«Hagan lo que ellos dicen, pero no lo que ellos hacen»
Dice San Agustín:  «¿Qué pensar de los que se adornan con un nombre y no lo son? ¿De qué sirve el nombre si no se corresponde con la realidad? Así, muchos se llaman cristianos, pero no son hallados tales en la realidad, porque no son lo que dicen en la vida, en las costumbres, en la esperanza, en la caridad» Para todos es urgente la coherencia entre fe y vida.
El verdadero amor cristiano, por lo que tiene de humilde servicio a los demás, constituye la mejor garantía de nuestra autenticidad cristiana en la Iglesia. Así nos los dice Pablo en la 2da lectura de hoy: Deseábamos no sólo entregarles el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas.
Dice San Juan Crisóstomo  «¿Quién es más manso, quien más bueno que el Señor? Es tentado por los fariseos, y sus trampas se rompen... Y sin embargo, por respeto al sacerdocio, por la dignidad de su nombre, exhorta al pueblo a sometérseles en consideración no de sus obras, sino de su doctrina... Mientras ellos dilatan innecesariamente sus filacterias y agrandan las franjas para obtener la alabanza de los hombres, les reprocha que pretendan los primeros lugares en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, que se den en público a la gula, a buscar la gloria y hacerse llamar por los hombres Maestros»
Es triste que de personas que deberían ser el modelo de una comunidad se diga que es muy bonito lo que dice, pero que es horrendo lo que hace. Es lo que Jesús está diciendo hoy de los escribas y fariseos. Y eso que Jesús está diciendo de estos señores, lo dice hoy también de cualquier persona que ostenta una responsabilidad de poder, por ejemplo padres, maestros, sacerdotes, etc. Así por ejemplo tenemos que los padres siempre dan buenos consejos a los hijos: le enseñan a respetar las señales de tránsito, aunque después el sea un infractor; le dicen que no fume, aunque después le manda a comprar una cajetilla de cigarros; hijo no beba pero luego lo ve borracho todos los fines de semana.
Dan consejos buenos, pero con sus vidas no hacen lo bueno. Es el ejemplo lo que vale. Y no quiero meterme con los consejos médicos. Los médicos te dicen que hay que caminar por lo menos una hora al día y resulta que ellos no caminan ni 100 metros, y nos aconsejan bien, aunque hagan una cosa totalmente distinta a lo que dicen. Y no quiero meterme con los curas porque quién le pega a su familia se arruina.
Eso no es lo ideal, lo ideal es que hablemos con nuestro comportamiento, que si yo exijo puntualidad yo sea el primero en estar a la hora.
¿De quién podremos aprender por lo que dice y por lo que hace? Solo de Jesucristo. El ha dicho aprendan de mi que soy manso y humilde de corazón. Y el es manso y humilde de corazón en su decir y en su hacer.
Hoy los jóvenes buscan modelos pero no lo encuentran, porque vivimos en un mundo que cuestiona todos los modelos, y enaltece a los antimodelos. Por ejemplo, nadie cuestiona a la Barbie, o a Superman, o a Spiderman. Pero llega el día de los santos y todos empiezan a cuestionar a los santos. Y los santos para los cristianos catolicos son modelos, de entrega y de servicio a Dios y al prójimo, por eso la Iglesia esta semana celebró el día de todos los santos. Para mostrarnos modelos de santidad. Pero nosostros nunca proponemos esos modelos, es más fácil presentarle a los chamos los modelos del fútbol, del béisbol, del cine, y terminan desconociendo las figuras de los hombres y mujeres de nuestra Iglesia que con su sencillez, sus virtudes y su caridad vivieron el Evangelio de Jesucristo.
Tenemos modelos también hermanos y nosotros tenemos el reto de que Cristo no diga hoy lo que dijo de aquella gente: "hagan lo que les digan, pero no lo que hacen". Por eso este evangelio a mi hoy me interperla, yo tengo que ser modelo para que los jóvenes digan: "yo quiero ser como este sacerdote"; usted cómo padre de mi familia debe ser modelo para que su hijo mañana diga: "yo quiero ser como mi papá, un hombre cariñoso, un hombre amoroso, un hombre respetuoso, un hombre amable, un padre ejemplar; que la niña diga: "yo quiero ser como mi madre"  y no vaya a imitar a otra cosa.
Por eso el reto para nosotros es grande. Todos estamos llamados a ser modelos. Modelos de santidad, modelos de honestidad, modelos de responsabilidad, modelos de laboriosidad, para que los jóvenes que no encuentran en nosotros modelos, puedan hallar en nosotros modelos a imitar.
Pidámosle al Señor hoy con humildad que si no podemos ser modelos para los chamos, que al menos no hagamos daño.
Con el Salmo 130 pedimos al Señor que guarde nuestra alma en la paz y en la humildad, siempre junto a Él: «Señor, mi corazón no es ambicioso ni mis ojos altaneros. No pretendo grandezas que superan mi capacidad, sino que acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos de su madre. Espero en el Señor ahora y por siempre». Dios te bendiga.-








Entradas más populares de este blog

Algo de mi, 25 antes y después.-

VI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO -Ciclo C-

GRACIAS VIRGEN DE LA CABEZA